martes, 13 de febrero de 2018

¿Cómo puedo resolver los problemas de salud que tengo?


"Debes entender algo que probablemente ya sabes: toda enfermedad es creación de uno mismo. Incluso los médicos más convencionales están empezando a ver que la gente crea sus propias enfermedades.
La mayoría de las personas lo hacen de un modo totalmente inconsciente (ni siquiera saben que lo hacen). Así, cuando caen enfermos, no saben qué les pasa. Parece como si algo les aconteciera, en lugar de haberse hecho ellos algo a sí mismos.
Esto ocurre porque la mayoría de las personas van por la vida inconscientemente, y no sólo en lo que se refiere a la salud y sus consecuencias.
Fuman, y luego se sorprenden porque tienen cáncer.
Ingieren animales y grasa, y luego se sorprenden porque tienen las arterias obstruidas.
Se pasan la vida enfadándose, y luego se sorprenden porque tienen infartos.
Compiten con los demás -despiadadamente, y bajo un estrés increíble-, y luego se sorprenden porque tienen apoplejías.

La verdad que se oculta tras todo esto es que a la mayoría de las personas les preocupa su muerte.
La preocupación es precisamente la peor forma de actividad mental que hay después del odio, y resulta profundamente autodestructiva. La preocupación no tiene sentido. Es malgastar la energía mental. Además, crea reacciones bioquímicas que dañan el cuerpo, produciendo un sinfín de problemas que van desde una simple indigestión hasta una parada cardíaca.
La salud mejorará casi en el mismo momento en que cese la preocupación.
La preocupación es la actividad de una mente que no entiende su vinculación con Dios.

El odio es la enfermedad que resulta más gravemente perjudicial para la mente. Envenena el cuerpo, y sus efectos son prácticamente irreversibles.
El temor es lo más opuesto a todo lo que somos, y en consecuencia, ejerce un efecto de oposición en la salud física y mental. El temor es la preocupación llevada al extremo.
La preocupación, el odio y el temor -junto con sus vástagos: la ansiedad, la amargura, la impaciencia, la avaricia, la crueldad, la severidad y la condena-, todo ello ataca al nivel celular del cuerpo. En estas condiciones, resulta imposible tener un cuerpo sano.
Del mismo modo -aunque en un grado algo inferior-, la presunción, la falta de moderación y la gula producen malestar físico, o falta de bienestar.
Toda enfermedad ha sido creada antes en la mente.

¿Y qué hay de las enfermedades contraídas por contagio, como los resfriados o el HIV?

Nada ocurre en la vida -nada- sin que primero haya sido un pensamiento. Los pensamientos son como imanes, que atraen sus efectos sobre uno. Puede que el pensamiento no siempre sean evidente -y, en consecuencia, claramente causal-, tal como: Voy a contraer una terrible enfermedad. Pero es posible que sea (y normalmente es) mucho más sutil que eso: No merezco vivir; Mi vida es un lío; Soy un perdedor; Dios va a castigarme; Estoy hasta la coronilla de mi vida.
Estos pensamientos constituyen una forma de energía muy sutil, pero sumamente poderosa. Las palabras son menos sutiles, más densas. Las acciones constituyen la forma más densa de las tres. La acción es energía en una forma física fuerte, con un movimiento potente. Cuando piensas, hablas y actúas según un concepto negativo tal como: Yo soy un perdedor, pones una enorme cantidad de energía en movimiento. No es de extrañar que agarres un resfriado; y aun eso sería lo de menos.

Resulta muy difícil invertir los efectos del pensamiento negativo una vez que estos han adquirido una forma física. No es imposible, pero si muy difícil. 
Se requiere un acto de fe excepcional. Se requiere una extraordinaria confianza en la fuerza positiva del universo, llámese Dios, Diosa, Motor Inmóvil, Fuerza Primera, Causa Primera, o lo que sea.

Los sanadores poseen precisamente esa fe. Es una fe que penetra en el Conocimiento Absoluto. Saben que estás preparado para ser completo y perfecto en este mismo momento. Ese conocimiento es también un pensamiento, y muy poderoso. Tiene el poder de mover montañas, por no hablar de las moléculas de tu cuerpo. Así es como los sanadores pueden curar, incluso a distancia.
El pensamiento no conoce distancias. Viaja alrededor del mundo y atraviesa el universo en menos tiempo del que tardas en pronunciar la palabra.

Pero lamentablemente nos comportamos como leprosos mentales. Nuestra mente está corroída por pensamientos negativos. Algunos de ellos han sido inducidos. Muchos de ellos realmente son inventados y luego se les da abrigo durante horas, días, semana, meses e incluso años.
... y se sorprenden porque caen enfermos.

Podemos resolver algunos de nuestros problemas de salud, resolviendo los problemas del pensamiento. Efectivamente, puedes curar algunas de las enfermedades que ya has contraído (que te has dado a ti mismo), además de prevenir nuevos e importantes problemas en fase de desarrollo. Y todo esto puedes hacerlo cambiando de pensamiento.

Y también... cuida más de ti mismo!
Cuidas pésimamente tu cuerpo, prestando muy poca atención hasta que sospechas que algo anda mal. No haces prácticamente nada en el sentido de un mantenimiento preventivo. Cuidas más a tu coche que a tu cuerpo, y no exagero.

No sólo no previenes posibles problemas realizando chequeos médicos anuales, y utilizando las terapias y medicinas de que dispones (¿para que vas al médico, le pides ayuda y luego no sigues los tratamientos?); también maltratas a tu cuerpo terriblemente y no lo ejercitas, de modo que se vuelve flojo y, lo que es peor, débil por falta de uso.
No lo alimentas adecuadamente, con lo cual aún se debilita más.
Luego lo llenas de toxinas y venenos, y de las más absurdas sustancias que se hacen pasar por comida. Y aun así. ese maravilloso motor funciona; aun así sigue adelante, haciendo frente a este ataque.
Las condiciones bajo las cuales le pides a tu cuerpo que sobreviva son terribles. Pero poco o nada harás al respecto. Leerás esto, moverás la cabeza afirmativamente, mostrando arrepentimiento, y continuarás con el maltrato. ¿Y sabes por qué? 
Porque es poca la voluntad que tienes para vivir...

Esta afirmación no pretende ser dura, ni tampoco pretende ser una acusación. Es una simple afirmación de una verdad. Al igual que todas las afirmaciones de verdad, posee la cualidad de despertarte. Pero a algunas personas no les gusta que les despierten. A la mayoría. Prefieren seguir dormidas.
El mundo se halla en el estado en que se halla porque está lleno de sonámbulos.
Y a veces cuando una persona está profundamente dormida, hay que sacudirla un poco.

Si has encendido un solo cigarrillo en tu vida -mucho más si has fumado un paquete diario durante veinte años-, es que tienes muy poca voluntad de vivir. No te importa lo que le haces a tu cuerpo.
Y si una sola vez has introducido alcohol en tu cuerpo, es que tienes muy poca voluntad de vivir. 
El cuerpo no está hecho para ingerir alcohol, perjudica a la mente.
Por supuesto, el cuerpo puede recuperarse más fácilmente de un abuso moderado. Sin embargo, el cuerpo no está hecho para ingerir alcohol ni para fumar..."


(Algunos párrafos que he tomado del libro "Conversaciones con Dios" de Neale Donald Walsch)